Su libro "Crear hoy la escuela del mañana" es revelador, y no sólo para maestros. Como padres, necesitamos conocer cuales son los cambios que debemos exigir en la Educación de nuestros hijos, y Gerver es un guía estupendo en ese camino, porque además nos implica de lleno en este proceso.
Estas fotos son de las sedes de Google y Microsoft. ¿A qué apetece trabajar allí? Una de las premisas que Richard Gerver defiende es que las escuelas tradicionales son antiguas. Mantenemos los diseños de hace dos siglos con pocas variantes. Vemos un aula con tecnología y ya nos parece la bomba de lo moderno. ¿Por qué tiene que ser así?
Propone que elijamos para contruir nuestras escuelas a los mismos arquitectos que diseñan las sedes de los grandes grupos tecnológicos, y también su espíritu a la hora de hacerlo. Cada uno de nosotros, como individuo, defendemos nuestro ritmo, nuestro ocio, nuestra forma de descansar. Tenemos libertad a la hora de elegir nuestras vacaciones o nuestros tiempos de descanso. ¿Por qué los niños no pueden hacerlo?
Cada persona tiene unos tiempos de concentración diferentes, así como distintas formas de gestionar el estrés y la desconexión. Unos necesitan silencio, otros movimiento. Hay quien prefiere un rato de consola, otros de lectura y quien necesita una siesta. Sin embargo, la realidad es que las jornadas educativas actuales marcan módulos de 50 minutos por asignatura, con un recreo cada dos módulos cuando hay suerte, ¿Y qué hacemos en el recreo? Patio, por supuesto. Sin excepciones.
Tengo alumnos que trabajan mejor en pequeños sprints de 20 minutos; otros necesitan una maratón de una hora. Sin embargo todos tiene que adaptarse a los mismos horarios y tiempos. ¿Uniformidad, dejadez, facilitar las cosas? Yo creo que básicamente desidia y desconfianza ante la novedad. "Si siempre ha funcionado, no veo porqué no habría de hacerlo ahora"
Cuando Gerver llegó a la Escuela Granger reunió a su equipo y lanzó una pregunta al aire:
"¿Cómo convertimos la escuela en Disneyworld?"
Si las grandes empresas han descubierto que el bienestar y el entorno influyen en el rendimiento de sus empleados hasta el punto de que merezca la pena invertir en ello, ¿por qué ni nos planteamos que con nuestros hijos pueda suceder lo mismo? ¿Por qué no cambiamos esa idea preconcebida de cómo tiene que ser un colegio? Por supuesto implica muchos más cambios que la propia estructura, pero es un comienzo, ¿verdad?
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