Es un juego que ayuda a acrecentar la memoria visual y la capacidad de observación, ambas importantísimas a lo largo de todo el desarrollo. La memoria visual es uno de los procesos cognitivos más valorados por niños y adultos. Es una capacidad que resulta muy útil toda nuestra vida. Desde reconocer y recordar secuencias de números o colores, a las caras de nuestros amigos y conocidos. De una forma más académica, cuando empezamos con el proceso lector una buena memoria visual nos facilita mucho la vida a la hora de reconocer vocales y consonantes y las diferentes combinaciones entre ellas. Y ya ni hablamos de los cursos superiores, donde podemos explotarla a través de esquemas y fichas para memorizar largos temas.
En este juego, uno de los participantes se coloca frente al grupo, y ellos deben observar todos los detalles de su aspecto. Yo siempre les digo que saquen una foto con la cabeza ;)
Les damos alrededor de medio minuto, y entonces lo sacamos de la habitación y le cambiamos algo. Dependiendo de la edad y la habilidad de los participantes tendremos que esmerarnos un poco más para que no les resulte complicado o demasiado sencillo. Vale desde cambiar de peinado, desabrocharle un botón, levantar un cuello... Dejemos volar la imaginación!!
Entonces volvemos a ponerlo frente al grupo y...
¿Qué ha cambiado?
Ya veréis como enseguida tendréis que estrujaros el cerebro para buscar cambios sutiles!!
¿Empezamos?
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